Por Angel Herdz
Lejos de cualquier clasificación teórica, salida de una necesidad de clasificar, para poder diferenciar, vamos a profundizar en lo que resulta del coro, dándole una mirada desde adentro, desde donde los que componen el coro según sus actitudes, clasificándolo, no solo por propósito general, sino por la actitud individual de quienes lo forman.
Las clasificaciones surgen del propósito. Según el propósito de la agrupación, es su clasificación. Teniendo esto por consiguiente, existen coros eclesiásticos, escolares, universitarios, comunitarios y otros tantos, dependiendo de la naturaleza de la institución que los agrupa. Esta clasificación es correcta para poder definir el origen del coro, o la institución que representa. Esta clasificación nunca habla de la calidad musical de la agrupación, porque de la calidad musical de la agrupación hablará su desempeño como grupo musical, no como grupo social.
El propósito por el cual se reúnan los individuos en el coro, será el resultado de la calidad del grupo.
Siempre hay varios factores, para que cualquier cosa tenga el sello de éxito, en especial las agrupaciones corales. Hay una que es imprescindible, el propósito por el cual se reúne el coro.
Individuos que hacen del coro su actividad social, no irán al ensayo a contribuir al desarrollo de la calidad del grupo. Para estos individuos es mas satisfactorio reunirse para ver amigos, socializar, y hablar sobre temas de la actualidad, o el entorno musical del momento. Escuchará de estas personas decir, muy a menudo, que han encontrado en el coro una familia. Muchos de estos cantores poseen una larga lista de actividad en diversos coros, mostrando muchas veces su inconformidad con un grupo y emigrando a otro, buscando aquel grupo que le dé valía personal de apoyo, a lo que anda buscando. Puede encontrar en algunos el deseo verdadero del desarrollo de la calidad del coro, pero su propósito interior principal, es otro.
Coros que están conformados por cantantes, que han asumido la música como medio de vida, no irán al coro a socializar. Aquí veremos una gran diferencia, cuando la música es el propósito inicial y final. En estas agrupaciones la dirección hacia la cual motiva a los individuos a estar preparados para obtener un resultado musical óptimo, se cifra como meta músico grupal, no como meta músico social.
La encrucijada de esta situación es para el director, quien siempre aspira a tener una agrupación que hable dignamente de su empeño en la calidad del grupo musical.
¿Qué hacer, para que este enfoque de actitud dirija a la agrupación a la calidad musical como objetivo principal?
Las actitudes de los participantes deben cambiar, de la misma forma que dos cantones de leche de marcas diferentes se diferencian en el sabor, siendo la leche un producto similar en dos envases y compañías diferentes. De la misma forma que una compañía de pizza logra que sus productos sepan igual donde quiera que se encuentre su franquicia, debido a la formula de sus elementos, la cual se repite en cada restaurante, así debe repetirse en cada encuentro, la calidad por la cual se reúnen. Todos deben asumir que el propósito por el cual se reúnen es la calidad, no la actividad social.
Observe, individuos cuya costumbre es llegar tarde, no traer consigo la música, no tener su carpeta organizada, nunca practicar en casa, cantar en varias agrupaciones. Individuos que gustan de la cháchara a mitad del encuentro, que se reúnen para chismorrear sobre los demás integrantes, cantores que disponen de una gran creatividad como para sacar tiempo y parodiar las canciones que el coro canta. Todos los que ingenuamente se divierten en el coro, hasta diluir el propósito de calidad, a un casual encuentro social de connotación musical.
No es esto una regla, pero cuando el producto carece de calidad, mire en los elementos que lo forman y encontrará todas las respuestas.
El remedio aquí, es que los integrantes se comprometan a la calidad. Que la representación digna del coro sea el resultado musical, y no la satisfacción de solo reunirse. El compromiso debe ser, corregir las fallas de actitud ya mencionadas.
La cañería, lleva las aguas que usted usa en la cocina, en el baño, en el aseo de la casa, a la parte exterior de su residencia. Solamente una de estas aguas llega primero a su interior antes de ir al desagüe. Haga del coro esa agua primordial, soluble, refrescante. El agua de la cual usted exige purificación para servirla en su mejor recipiente y beberla con profundo placer. Haga del coro, el agua pura y cristalina con la cual usted alimenta su cuerpo espiritual, para obtener una radiante salud musical.
Director y cantante deben beber de esta agua. Todos en perfecto acuerdo deben beber de las normas que traerán ese preciado tesoro transformado en aliciente, que alimenta e hidrata el cuerpo espiritual. Obedezca la línea que conlleva a la calidad, y sígala, si es que busca eso en su agrupación musical.
- Estudie la música en casa, 20 minutos todos los días.
- Llegue temprano
- No hable, cante en el encuentro.
- No haga del coro su actividad social, sino su grupo musical.
- Evite el chisme.
- Tenga un espíritu amistoso.
- Sea profesional.
Un acuerdo, firmado por todos, suele ser una muestra de que todos persiguen el mismo propósito, aunque muchas veces todo queda en el papel. Es más fácil firmar un papel que corregir el carácter. Siendo esto una verdad comprobada, no es menos cierto, que la satisfacción que produce el logro con calidad, supera en gran medida, a que los uniformes sean bonitos y todos estén peinados a la hora de cantar.
Asuma, como director o coralista, que usted quiere lo mejor, porque de lo bueno a la excelencia, la diferencia es la actitud, tanto como la aptitud.
Angel Herdz es Compositor, Director de Coro y Orquesta, Educador, y director del Coro Nacional de Niños de la República Dominicana.
Fundador y director de la Schola Cantorum Dominicana.
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