De alguna forma tenía que nombrar a este comportamiento, del cual adolecen las agrupaciones musicales.
Es mas que demostrable, la existencia de un comportamiento en los integrantes de las agrupaciones musicales amateur, tener una actitud similar, la cual he nombrado el Síndrome del Concierto, o Síndrome de la Presentación.
Este comportamiento, se presenta regularmente en aquellos que existe una falta de comprensión del desarrollo del arte.
Imagine que una semana antes de una presentación la tierra se detiene de girar, o luego de la presentación el sol no vuelva a salir. Es un absurdo, pero es lo que sucede cuando en la mente de los que participan de un concierto, son afectados por este síndrome.
Hablamos de los que van esporádicamente a los encuentros, y cercana la fecha de la presentación se aparecen con su cara de lechuga, o los que una vez pasada la presentación se desaparecen, como truco de magia hecho en el escenario.
Imagine un deportista que alega cansancio luego de una competencia, perderá su ritmo para la próxima, lo cual le será más difícil volver a encajar en él.
Los que hacen arte porque les gusta, son parecidos a esos jugadores de video juego, que una vez la máquina le dice “Game over”, reinician el juego inmediatamente.
EL SACRIFICIO
Es acostumbrado, escuchar a un padre o tutor decir que traer a un niño a los encuentros es un sacrificio.
El sacrificio, es una acción donde se deja de hacer algo placentero, para obtener un beneficio en el mañana. Obsérvelo detenidamente. El sufrimiento no puede producir alegría, de la misma forma que de una oveja no puede nacer un león. Sufrir ahora para gozar mañana, es el camino de la decepción de miles que estudiaron la carrera del momento, y hoy realizan algo muy diferente a lo que se sacrificaron en el estudio.
Si venir al encuentro con el arte está de por medio el sufrimiento, este esfuerzo no durará mucho, y de durar tendrá ese sabor amargo, a deuda del esfuerzo realizado.
Escuchar a un padre decir que se sacrifica para traer a su hijo a un encuentro, él mismo traza la línea en el tiempo de desistir, sea del padre o del niño, que absorbe la molestia del tutor, y luego no quiere continuar, muchas veces sin él mismo saber porqué.
El principio de la práctica musical en el Programa Coral ha sido “Amor a lo que hacemos”. Si esa práctica rinde algún otro beneficio, será doble recompensa. Ya por tener la oportunidad de realizar algo que es de agrado, lleva en sí mismo la recompensa.
El ser humano ha convertido la vida en un negocio, que de todo tiene que recibir una recompensa, desde las relaciones con otros, hasta su hacer cotidiano. Esto es visto como algo común y normal. Perder el amor propio, es este negocio de vida, que todo tenga un beneficio. Que mi valor esté en lo que recibo por criterio de otro, es poner la auto estima en manos de los demás, entonces quien te aplaude y te anima, te abuchea y te lastima. La misma mano que te levanta, te puede aplastar y hundir.
El Amor a lo que hacemos, nos sitúa por encima de lo que hacemos, de la misma forma que el sujeto es mas valioso que el predicado, con este o sin él.
Esta actitud destructiva, que sólo ve ganancia, no es capaz de compartir si no recibe algo a cambio. Dar por dar, es una acción que pocos conocen, de la misma forma que amar por amar, es un misterio, que sólo llega a algunos iniciados.
En el “Amor a lo que hacemos”, no hay vacaciones, de la misma forma que los pulmones no se toman un descanso para dejar al cuerpo descansar.
No importa en cual rama de la vida usted se desempeña, si lo que hace no tiene el apoyo de su amor propio, es usted el enemigo de sí mismo.
Vivamos la celebración de encontrarnos voluntariamente, para hacer esto, que se convierte en una extensión de lo que somos.
Hacia delante, siempre.
Angel Herdz
Es director del Programa Coral Canta y Toca
en República Dominicana, y director
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